sábado, 27 de diciembre de 2014

Por qué llevo corbata.

Cuando me preguntan:

-¿Por qué llevas corbata si no es una ocasión especial?

-¿Por qué el ir tan elegante?

Les respondo: ¿Acaso la vida no merece que todos y cada uno de tus días sean, en sí mismos, una ocasión especial? Además si la Parca ha de alcanzarme, al menos, el día en que haya de conseguirlo; si bien no lúcido y erguido, arrogante o apolíneo  el día en que de correr deba cansarme cargando con el peso de la senectud y sapiencialidad, de ser erecto, recto, altivo y jovial, falaz, sagaz, mordaz... al menos me aseguraré que me pille bien vestido. :)

Si el mundo no cambia, cambia el mundo y verás como todo muta.

martes, 19 de agosto de 2014

París en Medianoche.

Arrh... Hummm... ¡No hay manera de poder conciliar ni siquiera una hora seguida de sueño! ¡Estoy harto de dar vueltas y más vueltas en la cama! ¡Ya es la cuarta vez que se me enreda la dichosa sábana en la pierna!.. en fin, supongo que he de levantarme una vez más. ¿Cómo dijo aquella amabilísima mujer que debía hacerlo..? 

-Prenez le coin de la feuille...- 
-ma... madame, je sass fermé la porte avec la clé, merci- 

Aquella mujer hablaba con un acento tan cerrado, que apenas pude entender cuál era la manera en que debía hacerse la cama (maldita manía de los apartamentos... hasta en eso tienen ''marca de la casa'' con lo fácil que es hacer una simple cama... ¡Pues no, tenían que complicarlo todo! ) reconozco que no es la mejor manera de intentar dormir una noche -bueno, una y todas desde que llegué-, pero también he de decir, que siempre que lo he hecho, el poquito rato que pude pegar ojo, lo hice mejor, con más calidad. ¿Cömo? ¿Qué sólo son las 23:·30 de la noche? me dirigí hacia la cómoda que venía con la habitación; no soy anticuario, pero estaba seguro de que como poco, aquel mueble tendría 110 años, todo un lujo sin duda, por el precio que pagaba por aquella habitación. Cogi unos pantalones a cuadros límpios, grises y entallados, una muda límpia, mi camisa de manga corta rosa palo y mi corbata a franjas dorada y gris, la boina... para cuando salga. Caminé hacia el fondo del pasillo intentando no molestar a nadie que pudiera estar durmiendo; Si, la única contraprestación que ofrecía aquel edificio tan cuco y barato, es que las dependencias de baño, estaban al final del pasillo y eran compartidos para cada dos. 

Pasé de largo el letrerito años veinte de ''bain'' de la puerta de roble francés y subí las escaleras. Eran unas escaleras preciosas en espiral, de metal forjado y una hermosa barandilla que imitaba a una enorme parra de vid, fue algo que me enamoró desde el principio, lo que en mi campo, llamamos ''Arquitectura del hierro del XIX'' mis pies creaban cierto soniquete musical un tanto arrítmico mientras subía, pero la verad es que era una de las más bonitas músicas a las que me había acostumbrado en aquel lugar. El último piso, era una zona abuhardillada, se supone que fue el antiguo piso del dueño del edificio, un simpatiquísimo anciano, lord francés, mariscal de campo de la República y que, a caballo entre heridas de guerra y talonario, no había podido conseguir descendencia y habia ''legado su mayor obra, inversión, morada hogar y corazón al pueblo francés'' y es por eso, que la habitación me sale tan barata. El ayuntamiento se hizo cargo y lo convirtió en una especie de albergue permanente para jóvenes buscavidas, normalmente la gente no pasaba mucho tiempo aquí, ya que muchos eran jóvenes de paso, excursionistas o sencillamente peregrimos de camino a Compostela; pero yo... yo me había enamorado...

Cómo iba contandoos, cierta noche hace ya meses, en la que el insomnio me volvía a atacar, decidí subir y ver qué habia más allá del tercer piso. LLevaba ya 4 meses sin que hubiera visto a nadie subir, pasar de aquel tercer piso en que se encontraban las habitaciones más baratas. Pues bien, llegué a un descansillo bastante más amplio que el resto y de hierro forjado, como la escalera y que supongo yo, entroncaría con ésta cómo el brazo entronca con el húmero a través del codo. Flanqueado por una puerta, ésta tenía cristal pintado -o eso creí ver, ya que el polvo y la poca luz nocturna, no me dejaban entrever demasiado- vislumbré ciertas posturas sexuales que me llamaron súmamente la atención, no era habitual encontrar algo así decorando una puerta como si se tratase de las más perfectas y espéndidas sacras vidrieras que pudiera contemplar -luego supe que fueron sacadas de uno de los despachos más... ''sugerentes'' del Moulin Rouge-. Cogí el picaporte con la mano, lo giré y ¡clock! la puerta se abrío súbitamente, ante mi, se encontraba un loft maravilloso, con una cristalera espléndida que dejava ver todo París, o al menos, la parte que mis ojos podían alcanzar a ver. El suelo era de un perfecto, precioso y pulido parquet, cálido, muy cálido. Me coloqué en el centro de aquella estancia y giré en rededor... al fondo a la derecha, llamó mi atención una pequeña puertecita de pino, sin letrero o cartel alguno que parecía formar parte de algún tipo de escobero, la curiosidad mató mi gato interior y me dirigí directamente a ella, la abrí  y vi un pequeño pasillo mucho más bajo de lo normal así que me incliné casi hasta doblar completamente mi cintura y avancé. 

¡JAJA! solté una sonorosísima carcajada cuando llegué al final, ''del mismo modo que orante pide el peregrino, tu, ávido celestino, has de inclinarte al placer'' rezaba la inscripción que daba a aquella sala. Fui a dar a una habitación apanelada con Teka y Granadillo, tremendamente oloroso y entre medias, finas filigranas de un anaranjado ámbar. ¡Era un jacuzzi y una sauna magnífica! y ni corto ni perezoso, me bañé y desde aquella, siempre. Siempre me he preguntado por qué nadie sube aquí, la gobernanta me dijo que se trataba de una zona común de uso público a disposición de todos los inquilinos, pero por extaña razón, sólo yo la usaba... ¡Superstitión! gritó. Salí con todas mis cosas cuando hube terminado, cogí la llave y cerré mi habitación colgando el cartel de ''ne pas déranger'' ...


   ''París, 1938 

         Hoy he despertado cómo cada noche, empapado en sudor frío y sábanas enredadas, pesadillas delincuentes que persiguen mi conciencia, mi inconsciencia y todo mi yo. Cúantas veces te he soñado desde que partí, lo siento, pero me fue imposible quedarme, los tipos como yo, de mirada crítica, pasión visceral hacia todo lo artístico y cultural, no teníamos cabida en ese nuevo país que aquel que se autodenominó garante moral, quiso crear... ¡Y no sólo pasión visceral por el arte! también pasión evisceral por todo lo autoritario, lo irracinal, lo bélico y militar... tu ya sabes qué pienso a cerca de todo eso y es por eso por lo que decidí partir... 

¿Sabes cuánto anhelo tus besos? nunca consigo dormir más de una hora seguida sin ese insano somnífero que para mí eran tus labios, aún hoy, y tras tánto tiempo léjos, cuando duermo, hay veces que hasta los siento. Siento esa presion almohadillada con la que los tuyos acariciaban y jugaban con los míos, haciéndo dellos todo lo que Vuestra Merçed quería, noto esas caricias, ese rozarmiento entre ambos, y que, entre beso y beso aceleraba mi iluso motor con  el que despedimos la vida cuando falla o nos fallan... aún recuerdo aquellas tardes cuando nos juntábamos en el pueblo con nuestras madres mientras ibas a tejer y pasabas por mis tierras... y yo, polvoriento hazadero, levantaba la herramienta para cargarla al hombro, levantar el brazo, y saludarte con mi mejor sonrrisa y un ''Buenas tardes, Señora Brágima'' y tu madre respondía con ese ''¡Pero niña, saluda, no seas mal educada!'' y automáticamente, una preciosa carita, enrojecida por la vergüenza, y esos ojazos avellana, saludaban como no queriendo, mirando hacia el suelo y seguias tu camino... camino que nunca imaginaste, sería el mío también. Vale, lo reconozco, lo hacía a propósito... sólo por la diversión que me confería verte en tan pudorosa situación. 

No te puedes hacer una idea de la de veces que, en mis paseos nocturnos a medianoche por las calles de Montmartre -y París en general- te he imaginado, sí, aquí conmigo, agarraditos de la mano, paseando como dos enamorados más saliendo de las tardes de Ópera que el Liceo organizaba, de camino a casa, con una nueva vida, una vida real, tranquila, animosa y juguetona. Te he imaginado cientos de veces de camino al Louvre, y escrito mil millones más tu nombre a los pies de su pirámide, como reservando el sitio ideal para la perfecta foto, como queriendo que nadie nos lo quitara para cuando pudieras venir, si... agarraditos de la mano, fuerte, disfrutando del otoño francés, de su atarceder y de su lluvia, que como en todos lados, moja por igual, si, pero sería una lluvia parisina... y luego, cuando entro, me siento y te recuerdo frente a la eterna sonrisa que nunca nadie ha sabido - ni sabrá me temo- descifrar nunca jamás. He de decir, que me resultas mucho más hermosa que ella, y aún, mi amigo Pablo, ese malagueño con tanto arte que vino allá por 1904 dice que ¡puede que se trate de hasta un jóven efebo un tanto andrógino! pero yo no le creo, le digo que como todo buen pintor, está un poco loco. y en efecto, te imagino y la estancia queda a oscuras, y sólo tu sonrisa la ilumina, sólo tu reluces, frente a tantas obras mundialmente queridas, añoradas e incluso aborrecidas. 

Y pasear ''pour l'Avenue des Champs-Élysées'' a media noche y que puedas ver la ciudad con la misma pasión que la veo yo cada vez que no puedo dormir sin uno sólo de tus besos. Por cierto; ¿Sabes algo de Jorge? Si, Jorge Guillén, ese vallisoletano tann clarividente para las letras, es que hace ya como medio año o así que me dijo que las cosas en España, se habñian puesto feas, muy feas... y lo noto extraño, como si no quisiera decirme algo por temor a herirme... bueno, seguro que acaba siendo algo sin importancia. HOY fuí al ayuntamiento, y pregunté por ese bonito loft del edificio en el que vivo, y sí, he iniciado los trámites para comprarlo para cuando vengas y te quedes, para disfrutar de todo lo que esa maldita guerra hubo de destruir... y sueño, muchas veces más, con hacerte todo eso que se ven en las vidrieras de la puerta, eso y mucho más... sólo espero que estés bien en Valladolid. 



                                                      Con amor, desde la medianoche de París.''

viernes, 15 de agosto de 2014

Autocomplicaciones.

Hace tiempo que no se qué pretendo, tampoco me he parado a pensarlo, si, sé que suena a tópico lo que voy a decir, pero intento vivir el día a día, el Cape Diem. Tópico medieval por excelencia, nó se dónde voy a estar mañana ni me lo pregunto, para qué engañarnos, y es por tanto -y por tantos- que en cierto modo, he llegado a ser tremendamente práctico para ciertas cosas; -no para otras, en las que enmaraño tanto la madeja que a veces no se ni cómo salir-. Hay veces en las que cuándo alguien me dice, se dice, o proclama al Mundo, que ha perdido la capacidad de sorprenderse, crea en mi cierto sentimiento de lástima. Ellos creen que perder esa capacidad de sorprenderse a sí mismos -y por extensión directa a otros, y pienso en la persona más inmediatamente directa como puede ser, a tales efectos, su pareja- es hacerse mayor, madurar -o al menos eso siempre me hicieron comprender o al menos, así me lo hicieron entender los poco o minimos conocimientos de los que dispongo... y no hablemos de experiencia, que es más ínfima aún-. Creo que yerran en grado sumo, al asociar la capacidad de sorprenderse a infantes inexpertos; se supone que se sorprendern porque hay partes, situaciones, estructuras -y un largo etcétera- que no comprenden o desconocen y que dicha sorpresa, es un mero reflejo de la capacidad consciente de haber tomado conciencia de dicho hecho o situación, de haberlo interiorizado -que no haberlo entendido-. 

La diferencia entre comprender e interiorizar es muy diferente, tanto como mirar y ver, oír o escuchar...  o la más importante y que al parecer todo el mundo entiende, -cuando los anteriores no- es tan diferente como follar o hacer el amor...sólo que para mí, los términos conocer o comprender e interiorizar, engloban ya todos los inmediatamente citados anteriormente, ya que uno puede conocer a través de la vista, del oído... cuando uno comprende, dicta, expone que ha comprendido la cuestión, que llega hasta la dimensíón intelectual más superficial y suficiente cómo para poder trabajar con dicha información al nivel más básico ahora... lo difícil es interiorizar. Interiorizar supone comprender a la perfeción y en la dimensión más profunda la cuestión, haber pensado, reflexionado lo suficiente como para conocer prácticamente todo a cerca de ello, -algo utópico, ya que, cómo todo el mundo sabe, nunca poddremos saber todo de todo, o todo de nada- es la capacídad de hacerlo tuyo, de incorporarlo a tu ser como si de una bola de arcilla se tratase... que, hecha de arcillas de distintos granos, colores, testuras.. cada día vás añadiendo un pedacito más a la maraña haciendo que se entremezcle tanto, que llegue un día en que todo eso, dé como resultado algo completamente nuevo, de tal manera que te sea imperceptible poder difeerenciar parte alguna o su procedencia y que, sin duda, forma parte de tu ser. 

Es por eso que la gente, -entre los que me incluyo, desde luego- tiene a confundír terminos o a crear disociaciones partidistas, políticas en pro de sus propios beneficios e intereses. esto es: 
-Cuando alguien envidia esa capacidad para sorprenderte, dirá -en su beneficio, sabiendo inconscientemente que es... bueno en cierto modo diferente a ti- que no eres más que un inmaduro que no es consciente de la dimensión real de un problema, cuando en vez de jugar a su juego, te ríes tanto y tan fuerte -en parte porque a tí te ha pasado tanto y tantas veces, que dejas de ver la estupidez superficial en que la mayoría de personas suelen quedarse y ves la semillita del problema... y claro, te ríes, pero no de él, sino de lo surreal de la situación- que en cierto modo, entiendo que desde fuera y sin tener o estar en mi cabeza, que, como la de todos, a veces tiene un pensamiento tremendamente simple, pero otras, puede llegar a ser tremendamente complejo, pueda parecer que nó comprendo la verdadera dimension y grado del problema, cuando es, a todas luces, lo contrario. Precisamente porque lo comprendo, lo entiendo se hasta dónde llega verdaderamente o puede llegar a afectarte, me, nos... me río, porque a todas claras, muy seguramente sea una estupidez. Y aunque no querramos oírlo, por lo general, el Hombre -como especie, no como individuo sexual, físico- tiende a complicarse mucho la existencia creando debates morales dónde a lo mejor, no son necesarios siquiera plantearlos -y no digamos ya, entrar a debatirlos de una manera crítica, objetiva o científica, porque claro, ¿quién va a querer hacerlo?

Cuando alguien te sugiere que os toméis la última en su casa, -o lo que es lo mismo que le folles de la manera más placentera y perfecta que sepas (o puedas), de esas veces que crean Historia, es sólo eso. Te está pidiendo un polvo, no una vida (Y más cuando ambos sabéis, que vive en Córdoba, Granada, Canarias o Teruel). No estoy intentando entrar o crear un debate sobre infidelidades si o no. Novios si o no, son temas que no vienen al caso porque no es el tema a tratar (Recuerden, de la manía del autocomplicarnos la vida). estoy diciendo que llegados al caso y bajo dichas circunstancias, no te compliques, símplemente déjate llevar que mañana será otro día... y recuerden, no hay opción a réplica, esto, es un discurso, no un debate.



                                                                                                                      Elagábalo.

martes, 5 de agosto de 2014

FÜR ELISE y Ángel Obligado.

Für Elise

Triste es el rocío del gritar austral, 
que tiñe tus entrañas de inocencia,
y transforma en impávida apariencia 
aquello que te hace sentir mal.

Tenue es el helado aire sustentado
entre tu voz, ojos de tu sonrisa.
Que arranca de los míos empatía
reviviendo el humor abandonado. 

Tras las áureas huellas sanginolientas
abandono mi cuerpo a tu cuidado
y el puñal con que me despido. 

Trátalos como un perenne recuerdo,
trátalos como fuente de coherencia,
como extremada fuente del olvido. 


ÁNGEL OBLIGADO

Descansaba con su cuerpo magullado, 
reposando con sus alas el dolor
con un cuerpo hermoso, arrebatador,
con unos ojos de un azul dorado.

De su pecho, emanaban las heridas 
que infectadas, desgarran su pasión,
corrompiendo cada hueso en su interior
y su mirada, tan sutíl, perdida. 

En el horizonte repuntando el alba. 
Sosteniendo mi mano con firmeza
pronuncia, entre susurros, mi nombre. 

Herido por aqué que tanto amaba, 
se arranca sus dos alas con violencia. 
Ahora, no es un ángel, si no un hombre. 



miércoles, 16 de julio de 2014

Silencio

Silencio... por toda respuesta silencio, un silencio eterno, que conquista, silencio que domina y que crece, que se arremolina y que vence este andamio que tantos años tardé en constriur. Silencio que se carga los pilares de la autosatisfacción, de la autoestima... porque nada es auto...mático, suficiente, disciplinario, auto...servicio...nada es auto hasta que se termina. 


''me gustas cuando callas porque estás como ausente''
grande, muy grande Neruda... pero él ya te tenía
el callar, sólo domina, me destruye y contamina... 
corre, despierta, sueña... contagia.

Más silencio es imposible, las paredes las tengo recubiertas con una pátina de tu perfume, para que así, cuando estés ausente, como diría neruda, (callado, como digo yo) pueda seguir sintiéndote muy cerca y muy despacio... 

y poderme restregar con el gotelé de la pared
e impregnar de tu perfume, el resto de mi piel, de mi ser, mi parecer...
un baile eterno, efímero, perfecto... 
sublime, teatrero y desleal. 
desleal a mis principios, porque ya, ni principos tengo... 
sólo quiero tus finales...

Y cuánto más bailo, mas te sueño y más me desenfreno, más temido, mas queriendo no quererte, más me enredo en ti, en tus cosillas que a caballo entre despistado y peculiar, me enamoran, desbaratan, desordenan y no hacen más que aumentar la espiral con que la vida cambia la entropía de nuestra ordenada vida. 

más me quiero, vida mía, en este devenir, locura, desenfreno, velocidad sin dirección
control, precaución ni normalidad... 
sólo son ilusos, irreales, sustentados de leves ventanales con que miran la realidad
a modo de sombras en caverna, que no dejan si no desalentar
a todos los ilusos que se atreven a mirar atrás y ver que ya no hay sombras...

Que sólo hay realidad, que la gente mata, miente, hace daño y es normal -por otra parte... pero otra parte, muy excepcional,  
sueña, debilita el hierro del andamio en que tanto me costó subirme, atarme, 
crearte o inventarte, eso ya da igual...
sólo importan tus finales, tus más allá. 
hay gente que desata, que atormenta, que cruje, y que revienta
a todos esos que en su fondo, sólo viven enjaulados...

Enjaulados, no por el dañar a otros, como un asesino o un temible violador, enjaulados por sus sueños no cumplidos, las caricias que nunca se atrevieron -ni quisieron- regalar. ¿Sabes? dicen que cuando las caricias no encuentran su salida, se pudren, envenenan, encolerizan... Enjaulados por los miedos de enfrentarse a un mundo nuevo a lo que desconocen -que es lo mismo que decir a lo que temen-... 

¿Sabes qué? amor, ''podrán cortar las flores, pero nunca detener la primavera'' (Pablo Neruda)

martes, 15 de julio de 2014

No pretendo

No pretendo que quede poético, ni subliminal, sólo que escriban las palabras las cosas infinitas que no ves...


Hoy me he levantado pensando en ti, recorándo e imaginando cada centrímetro de piel
que esconde esa ropa que con tanta insistencia intento quitarte, morderte, romperte y desgarrarte
a besos cada centímero de ese impenetrable muro en que osas esconderte sin saber, que no hay recodo
al que no alcance... al que no acceda tarde o temprado, con tu permiso o sin él... da igual, si no me dejas;
me lo invento y te reinvento en un eterno baile cuyos pasos sólo pueden explicarse piel con piel sudor y murallas que se caen...

Adoro ver un corazon derrumbarse, si, ese es mi secreto, pero no ese derrumbe que te dejan hecho mierda,
que te anulan, te distorsionan y te vaporizan hasta convertirte en mero vacía, ni aire ya... Adoro ver cómo lloras... me encantaría tenerte delante y verte sollozar a raudales mientras me dices que si... que me quieres...
saber que soy yo la bomba que ha hecho explosionar... que ha tumbado las murallas, que ha penetrado tanto en ti, que no te quede otra que izar la bandera blanca... y rendirte.

Rendirte a tus sueños y comprender, que hay gente buena, que te quiere, te soprende, que solo quiere ver
que sonries, gente que quiere desgarrarte como he dicho, con todas sus fuerzar y dejarte una marca tan profunda y tan buena, que nunca puedas olvidarla...

te quiero ver
morder, sentir, acariciar
correr, lamer besarte o silenciar
silenciarte a besos, gemidos, caricias y cupidos descompuestos en pequeños polvos
con los que pretendo sazonar cada día de todos cuantos pases a mi lado
pretendo olerte, comerte, beberte y follarte
cada neurona disponible que esta amarga ciudad
vida, mundo o beldad, haya dejado viva para que pueda disfrutarla...

te quiero oir gemir, jadear... quiero sentir que te aceleras, 
que lates cada vez más rápido cuando mis dedos juguetean
con los huecos de tu piel que quedan descubiertos, obturados, abiertos, saturados...

Si, se que a veces, el fuego me quema y puede hacerlo contigo también, pero qué quieres,
soy hijo de Efesto y poco me bastan miradas indiscretas... malas, amargadas... las suplo con cada respiración que siento cuando te tengo cerca... poco me bastan palabras malsonantes, amargas, precarias o llenas de ira... si apenas te veo no puedo frenar esa sensación irrefrenable de lanzarme hacia ti... 


te entiendo y de verdad es que por eso
me controlo, ato cadenas a cada centrímetro de mi cuerpo,
pero como he dicho, nací bajo el signo del fuego y soy por tanto
impetuoso, ardiente, rápido, enérgico
veloz, estimulante, estridente y sobradamente alérgico
a todas esas cosas que te hacen mal. 

y si puede parecerte raro... puede que lo sea,
pero yo ya te he imaginado tantas veces, he jugado tan adentro...
has gemido, reído, llorado, me has empotrado y todo eso tantas veces... 
que yo ya no te considero hombre, eres mas bien sueño.

Me trae de cabeza esa actitud tuya de frenar todos mis embistes como si de un burladero fueras, odio esas veces en que doy por hecho que ya somos algo serio, perpetuo, perfecto... y me das tremenda hostia en forma de ''bah, da igual, no tengo con quien usarlos'' cuando sabes que a tu lado, yo lo estoy deseando... 
pero a la vez lo adoro, adoro que seas como eres, con esas idas y venidas con sus subidas y bajadas de montaña rusa que te montas... y la verdad no se qué hacer para poderte demostrar que no quiero hacerte daño... que no quiero dejarte tirado, herirte o que me lo hagas... para eso ya me basto yo y mi actitud de ir en primera línea dando por hecho de que somos algo...sólo quiero... (puede que con un ''te'' delante) 

y como dije... no pretendo que sea poético,
bonito, hermético, formal, perfecto o trate de pasiones...
sólo pretendo que más que poesía, veas que esto no es más
que una declaración de intenciones....


Y supongo que al igual, que en el mito de Pandora, en el fondo sólo queda la esperanza...

miércoles, 25 de junio de 2014

Heliogábalo

[...] ''El único cielo al que seré llevado, es cuando estoy a solas contigo'' (Hozier, Take me to church)

      El resplandor del fuego de las lucernas titilaba sobre la superficie de aquella perfecta copa, verdaderamente hermosa, trabajada con las más finas artes aprendidas a través de siglos de perfeccionamiento; -en efecto, ya no hacen copas como estas- pensé. Hace ya muchos siglos que las manos de expertos ceramistas ya no se dedican al cuidado de tales objetos, es por eso, que no podrían no pertenecer a esta familia. Estaba profusa y bellamente decorada con figuras rojas sobre fondo negro, lo más habitual es que fueran escenas costumbristas, de vida diaria y que se acostumbraban a usar para épocas espcificas. Cuando se acercaba el momento de recoger los frutos que Deméter había estado guardando tan celosamente, lo habitual era que las familias recogieran la vajilla con escenas de caza por las de siega. 

      El ajetreo que reinaba en la ciudad era casi inaguantable. El Praetor Urbis había incrementado las patrullas, hasta tal punto, que era habitual ver hasta tres veces más de las que uno podía vislumbrar cualquier parte del año. Intentaban asegurarse que los pequeños grupúsculos que se dedicaban a sembrar el panico en la ciudad, no actuasen, pero si he de ser sincero, nunca lo conseguían y todos los años aparecían al final de la noche, varios cientos de muertos. Los que llevabamos un tiempo viviendo en esta ciudad, ya estabamos acostumbrados, no nos resultaba nada descabellado tropezarte, al doblar la esquina con cualquier jover idealista tosiendo sangre, en varias ocasiones, -y siempre por estas fechas- me he topado con jóvenes de belleza extrema degollados de parte a parte apoyados en la base de la muralla que da al barrio rico. -pobre...tan sumo desperdicio de los dones de Narciso- pensaba para mis adentros, pero cuando uno juega a la terrible debacle de enfrentarse a las desdichas y despechos de las mujeres romanas, sabe que juega contra verdaderos titanes y que en muchas ocasiones, uno tiene las de perder.  Me acerqué a ver quién había sido esta vez...

      ¿Heliogábalo, estás bien? tienes la mirada perdida. En aquellos momentos volví a fijar mi vista en aquella jarra vinaria, esta vez había cambiado, en ella habían dibujado dos animales mitólogicos -no sabría deciros, la verdad, nunca puse atención a ese tipo de historias, entre otras cosas, porque estaba decidido a que yo la escribiría- mientras respondía con tono dubitativo: 
-si... bueno... sabéis que acostumbro a venir con cierta regularidad... 
-¡si, pero nunca en estas fechas, siempre estás ocupadísimo con tus trabajos en el Palacio Imperial ! -me respondió Cornelia- 
-En efecto, las razones por las que estoy hoy aquí, son completa y absolutamente extraordinarias... no te preocupes, sólo se tratan de negocios, hablaré con tu marido Publio -la mentí al ver la expresión de tensión que se estaba dibujando en su semblante al tiempo que nuestra conversación avanzaba, aunque en lo más profundo de mi ser, supe que había sabido, con tan solo mirar mis ojos, la terrible razón por la que estaba allí, aún así, las facciones de su rosto se relajaron cuando su marido apareció acompañado por uno de sus más fieles esclavos- 

      Abracé a su marido Publio con cierto dolor en el pecho y algo de incomodidad, no por los profusos besos que nos despachamos -al fin y al cabo, sólo nosotros sabemos en los mares en los que hemos navegado- si no porque su coraza nueva aún no sehabi daptado a las facciones corporales con perfección  y los torques y remaches se me calvaban. Posé mi mano sobre su hombro y lo invité a salir. Vamos acompañame, demos una vuelta por el puerto -le susurré- y salimos de su casa. Tal y como esperaba, en el alfeizar nos esperaban diez de sus mejores hombres, he de deicr que los de Publio, siempre se habían caracterizado por la más alta excelsitud en sus artes y armamento, lo mejor de lo mejor- seguidamente nos encaminamos hacia la entrada de la villae dónde nos esperaba mi carruaje.

      Estoy especialmente contento con que escogieras a mi hijo Temístocles y lo tomaras bajo tu protección Heliogábalo, estoy seguro de destacará. -me espetó, una vez hubimos puesto los pies en la cuadriga mientras ésta se deslizaba con el trotar de lo caballos-. En ese momento, el corazón me dió un vuelco, intenté por todos los medios que no vislumbrara ni un àpice de la preocupación y el dolor que en esos momentos me estrujaba el corazón como si un lobo hubiera mordido mi ya de por sí maltrecho pecho. 

-De eso quería hablarte, siempre supiste lo muy protector que siempre fui con tu hijo, al tiempo que sabes de las dificultades  que siempre he tenido para que me hicera caso...

-Antes que nada -y eché una mirada a Democles, que me la devolvió con un leve y sutíl asentimiento de cabeza- quiero que sepas que he mandado ajusticiar al responsable de su seguridad, no sabemos aún quién lo aseinó, pero ten en cuenta que tarde o temprano, este momento tenía que llegar, formas parte de una de las familias más ricas de esta ciudad y sabes que tu fidelidad hacia mis políticas tendrían grandes contrapartidas negativas. Por eso te pido, querido amigo, que tu fé hacia los dioses y tu fidelidad hacia mí, no decaigan. Te prometo que obtendrás venganza. 
Y tras esa convesación no pude más que acompañarlo en su silencio de vuelta a la Villae.

      Aquella mañana decidí darme una vuelta por el puerto, aprovechando lo propicio de las fechas -5 de Junio- quería que lopriero que viera El-Gabal, al despertar su luz en Oiente sobre el mar fuese yo y me diera las respuestas que estaba esperando. Vestí mi mejor toga e hice ensillar el mejor de mi caballo. Descendí al puerto a través de las escaleras que unían el templo de Vesta desde el promontorio y las naves. 

¡No sé como esta vez han conseguido saber dónde me dirigía, es más no sé cómo han conseguido llegar antes que yo! -pensé para mi yo interno- y al tiempo que yo me acercaba hacia aquella pequeña caleta, que se ubicaba a la derecha del puerto, los hombres de Democles vigilaban a distancia pero velando por mi seguridad. Andé apenas quince metros y me senté en aquella piedra tallada a base de años, salitre y la rabia del padre Poseidón en sus más iránicos momentos, era un escenario perfecto para disfrutar de la intimidad y la mística unión que ofrecían estos momentos. Cerré los ojos con la seguridad que me proporcionaban los quince hombres que Democles -mi Prefecto del Pretorio- había preparado para la ocasión, y dejé que cientos de sensaciones penetrasen en mi interior. 

      El penetrante olor del salítre atraído por la brisa marina que acariciaba mi cara y ondeaba al viento mi cabello, era especialmente fresco, relajante, puro... me sentía, relajado, tranquilo, en paz... es ese olor parecido que flota en el ambiente cuando nuestro padre Zeus encapota el cielo, signo inequívoco de su cólera, ese olor picante mezcla de tierra mojada y verdor... los tenues rayos solares, eran caricias que mi padre me enviaba desde el Olimpo, y a su vez, aclaraba mis turbios pensamientos. Si, lo reconozco, estaba, en cierto modo, perdido; no sabía cómo actuar en ese tipo de situaciones, nunca antes un sumo sacerdote habia tenido que enfrentarse al gobierno de un Imperio y esperaba que El-Gabal, me diese algunas pistas. El despertar del puerto, me sacó del ensimismamiento interno que me tenía allí flotando, me levanté y me dispuse a abandonar aquel lugar. 


Había un barco atracado en el muelle que era especialmente grande, llamó mi atención, pues era un diseño  al estilo griego muy alejado a los típicos barcos pesqueros que los locales utilizaban para faenar, levanté mi mano derecha y Democles se acercó, le señalé aquel barco y dijo: 

-Lo sé, se trata del nuevo barco de esclavos de Tarquinio, se rumorea que con esta partida va a ganar muchisimo dinero, los mejores lupanares están a la caza de estos chavales capturados en Caria.
-Tú... lo sabes todo, al perecer, -le contesté-
-En efecto y por eso me hiciste tu Prefecto del Pretor, por eso y porque te conozco como si te hubiera parido. 
Por suerte-para ellos- el sino hizo que el desembarco de esclavos coincidiera con mi desfilar por el puerto, pasaron a mi lado con paso taciturno, sabiendo la vida que los esperaba, gran parte de ellos, habían sido vendidos por el señor de sus padres, otros, habían sido capturados mientras deambulaban solos, niños de la calle... 

      -¡Eh tú!, ¿no habrás osado siquiera rozar mi imperial mano con tu asquerosa y mugrienta mano? le espeté a aquel esclavo, inmeditamnte uno de los hombres de la guardia desenvainó su gladius completamente dispuesto a insertarlo en la boca del estómago de aquel chaval, me devolvió  una mirada entre desafiante y de suficiencia, de arrogancia y del placerque da saber que aquella acción había dado resultado. Lo había conseguido. Levanté mi mano antes de que el soldado pudiera asesinar a aquel efebo, éste al no ver cumplida sus ansias de sangre, insertó su espada, sin mediar palabra alguna en el compañero inmeditamente anterior al que yo me había dirigido. Tarquinio, que había estado observando desde lejos toda la escena, se apresuró a venir hacia nosotros corriendo, mi guardia me preservó de todo peligro y con grandes gritos, reclamó el pago por su esclavo muerto. Aquel soldado abrió una especie de bolsa de cuero que portaba, sacó una copa, un pellejo de cabra, vertío vino aguado en ella, y lo derramó al suelo, diciendo ''ahí tienes tu pago, un trago de vino, bébetelo si te apetece'' y con la rabia de haber cobrado y que la tierra se hubiera llevado su paga dió media vuelta susurrando algo que mis oídos no pudieron escuchar. Me dirigí a aquel jóven, de rasgos dulces, a caballo entre la adolescencia y una jóven madurez. le espeté: 

      -Nombre y profesión
      -Hierocles señor, y en mi tierra era jinete. 
      -Perfecto, se celebran unos juegos esta noche, serás mi áuriga, y si sabes lo que te conviene, más te vale ganar. cortaron las cuerdas y dos de los hombres de la guardia lo llevaron a preraprar. 

      Cayó la luz, el sol descendió en poniente y dio paso a una luna perfecta, plateada, brillante y especialmnte grande, entré por la puerta del circo máximo que estaba reservada a dirigentes y dignatarios, cita obligada para los que detentamos ciertos puestos de responsabilidad dentro del Imperio. Los hombres de la guardia se miraban entre ellos intranquilos, rezando a todo el panteon para qué no notara que... 



¡MIERDA! CÓMO COJONES HABEIS DEJADO QUE OCURRIERA!!! ENCONTRADLE INMEDIATAMENTE, QUE NINGÚN HOMBRE DE MI GUARDIA DESCANSE HASTA ENCONTRARLO, HE PAGADO MUCHO MÁS DE LO QUE VALEN VUESTRAS VIDAS POR LA SUYA


      Como contrapartida, habían colocado al ya veterano Auror, un auriga valor seguro de mi propiedad, mientras la ira se apoderaba de cada uno de las células de mi cuerpo, la guardia rastreaba toda la ciudad y Democles intentaba que difrutara de los juego a la par que calmar mi ira antes de que  uno de sus hombres acabara sin cabeza -con lo difícil que le era encontrar hombres tan válidos y fieles, es normal que se preocupe por mis arrebatos- Acabaron los juegos y yo aún segúia de muy mal humor, tanto que decidí declinar la posibilidad de volver en cuadriga y opté por ir andando. No se que extraño poder tiene pero cuando los nervios, la ansiedad, el mal humor o las ganas de liarme a espadazos con todo el que pase me gobiernan, andar me sirve como tanque de vaciado, mientras camino, discuto y echo pestes por la boca a mi mismo y al mundo, y de ese modo, cuando llego, he lastrado la suficiente mierda como para que esos procesos ya no me afecten. Metí mi mano en uno de los bolsillos y dobleces que alberga mi uniforme, saqué mi Spintria la introduje a través de la ranura que había al lado de la puerta, e inmediatamnte la puerta se abrió con un súbito chirrído, entré y se cerró tras de mí. 


-Máximo Décimo Meriodio a su servicio, seré su sirviente esta noche, su efebo habitual ya le está esperando. 


      Me encaminé hacia la habitación donde tenían las ''reuniones'' en que todo se olvidaba con un buen esclavo y un buen vino sin rebajar. colgé la capa imperial así el manillar empujé, la habitación staba algo más oscura de lo normal, está vez sólo estaban encendidas tres de las seis lucernas que normalmente iluminan la estancia, cerré tras de mi, mis ojos recorrieron la estancia y ¡GUARD! antes de que pudiera llamar a mi guardia personal una mano había agarrado mi cinturón y me había acercado hasta sí, con la otra me había desarmado y me había hecho callar con uno de los mejores besos que me habían dado en mucho tiempo. Dejó mi gladius en el alfeizar de la ventana, en el lado contrario estaba aquel esclavo tan mono y a la que tantas veces me había follado. Estaba sentado, semidesnudo, tenía los ojos vendados con un pequeño pañuelo de seda carmesí que solíamos usar en nuestros usuales juegos precoitales, mientras calmaba mis nervios ante la idea de que pudiera no ver amanecer mañana y pensando la manera de poder darme la vuelta y ver quién había maniatado a aquel pobre infeliz, me iba fijando en cada uno de los cardenales que, como si del pelaje de un guepardo se tratase, adornaban su maltrecho cuerpo. Pasados unos minutos -para mí pasaron como horas enteras- una voz me susurró ''Shh tranquilo, no voy a hacerte daño, date la vuelta y podrás verme''. Era una voz juvenil, jovial, llena de calor, colorido, dulzura... penetró por mis oídos y embriagó mi cerebro, era una sensacion verdaderamente extraña. Albergaba sentimientos encontrados, las piernas me temblaban de terror, nunca había entrado en batalla, sabía que estaba bien entrenado, pero desgraciadamente, a nadie le preparan para ello, el corazón latía tan desbocado que parecía un caballo de Britannia. 


      Mientras él iba a por el fino pañuelo de seda que cubría los ojos del esclavo vi su espalda, estaba recorrida de cicatrices de su Norte a su Sur, latigazos supuse,  aún así, era una espalda dura, fuerte, musculada, con los lumbares marcadamente duros, contracturados, dolientes aún de haber padecido un largo viaje. Tenía el cuello cubierto por una fina melena de pelo rubio y que francamente encontraba deliciosamente juguetona, incitante... llevaba varios días sin ducharse, y aún así, su cuerpo desprendía un rico aroma amaderado con sutiles notas de perla y ambar egipcio, por ello deduje que se trataba de un individuo de Oriente, Grecia o de la provincia de Siria, ese tipo de productos son relativamente fáciles de encontrar a través del comercio. Bajé la vista y fui directamente a lo que me interesaba, su trasero, ese hijoputa me habia dado un susto de muerte y una erecciónmás fuerte que la erupción del Vesubio años atrás. He de reconocer que tenía un culo bonito, atlético y dorado por el so, sus nalgas no eran ni muy grandes ni muy pequeñas, tenia el trasero tal y como adoraba, sencillamente, perfecto. Como se suele decir, me quedé a cuadros al ver cómo su pene asomaba entre el hueco de los muslos al andar, y al tiempo, me invadió una sensacion de satisfacción y frivolidad enorme al saber que tan inmenso pene iba a penetrarme al tiempo que inconscientemente, dibujé en mi cara una sonrisa picarona y mi lengua humectaba mis resecos labios. 


      Cubrió mis ojos con el pañuelo, me empujó y fui a caer directamente en el lectus, ya medio desnudo lo noté caliente, húmedo, rozando mis labios le agarré el pene y sólo me dejé hacer... pasado lo que a mi me pareció uninstante, dejó de penetrarme, se levantó, desato al esclavo que había estado mirándonos todo este  tiempo. Éste salió corriendo de la estancia y como si el tiempo de hubiera detenido, volvió, introdujo su pene en mí, y me folló tan rápida y salvajemente... la guardia entró en la habitacion, cada sílaba encajaba con el rítmico vaivén de sus embestidas. se corrió. entre gemidos y con el habla y la respiración entrecortada les impedía que movieran un solo dedo. Es...es...esperad ah!!! maldito cabrón... no...no movías ni... ni.. ni un dedo... se rió sonoramente y e acercó a mi oído y me susurró ''lo sabía, recuerda que ya es día 7, día Vestal''.


... Ela!!!!!! siempre estás en las nubes. seguí contemplando aquel ensimismamiento que aquel sagrado fuego, transmitido a traves del tiempo habia mantenido, mientras la madera crepitaba, el fuego dibujaba suntuosas e indefinidas formas... jajaj ''ya sabes, la magia de San Juan'' contesté mientras me levantaba y miraba mi teléfono, esperando ese mensaje que devolviera a mi pecho la sístole necesaria que lo pusiera a funcionar.

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links complementarios
http://www.jotdown.es/2011/08/los-crimenes-de-heliogabalo/

http://legioviiclaudia.blogspot.com.es/2013/06/festividades-romanas-ligadas-al-verano.html?spref=fb

http://www.numismaticodigital.com/noticia/6321/Articulos-Numismatica/Spintria-la-ficha-erotica-de-la-Antigua-Roma.html



  


domingo, 22 de junio de 2014

Elagábalo

[...] supongo que todos, en algún momento de nuestra vida, esperamos que las cosas cambien con una carta. Sí, una carta que viene volando a lo lejos asida por el pico de una majestuosa lechuza y como si de una película se tratase; pues ese día, nada cambió. 

      Si echo la memoria atrás e intento ver cómo era hace unos años. me resultaría casi imposible acordarme, recordarme, puesto que el ser humano es un ente en constante cambio -sin mencionar el hecho de que como los estudiosos de la psicología advierten, en nosotros viven 3, el yo, el ego y el superego- y por tanto es casi imposible saber quiénes somos. En esa intrincada mezcla me hallo, intentando averiguar quién soy y cómo he llegado hasta este mundo que de imperfecto e irreal, me parece completamente autodestructivo. De vez en cuando vienen hasta mi memoria flashes de tiempos pasados, imágenes de ciudades completamente fastuosas, bellamente decoradas...

       A veces hay días en que uno no se siente especialmente atractivo, y otros por el contrario que no haces más que desfilarte toda la puta ciudad con la autoestima tan alta que con una sola sonrrisa derribarías cualquier tipo de muro que te pusieran delante, pues bien, aquella noche fue la que el viejo, tímido y cohibido chaval, dejó paso ese ávido Emperador al que hace referencia. No esperaba mucho de aquel día la verdad, acudir al local habitual en que uno se siente más en su salsa, ese pequeño refugio de paz que todos tenemos en algún rincón de esta sórdida y aletargada ciudad. Solo esperaba poder entretenerme como cualquier otro jueves, ya que yo no soy muy dado a salir un día de diario; no quería que Clío se perdiera la oportunidad de ver ese magnifico espectáculo o puede que sencillamente estuviera buscando alguien con quien hablar. 

      Durante el espectáculo, no dejé de comentarla, a colación de las puyas que el chaval nos estaba tirando a cada uno de los que estabamos allí las ideas que me venían surgiendo a la cabeza. Me vanaglorié de que verdaderamente el chaval, tal y como yo había dicho, tenía el trasero más bonito de toda la ciudad -y con todos mis respetos a su queridisima pareja, pero es así- y me señalo con muy buen acierto, que de hecho, también tenía unas piernas muy bonitas. De vez en cuando, con el disimulo que a veces me caracteriza, echaba una mirada a la mesa de enfrente y entre bromas, muy hacia mis adentros deseaba poder estar así con alguien como estaban ellos, tiene merito que dos personas se quieran con tanta sinceridad y más si ya tienen cierta edad en la que todos -o la gran mayoría- estaremos de acuerdo en que se nos hace un poquito más dificil encontrar ese tipo de personas. 

      Tras el pequeño descanso en el bar sólo quedamos como quien dice ''cuatro gatos'' pero ese espíritu de hacenoslo pasar tan bien, no hizo mella en él. de repente vi que mi acompañante giraba la cabeza y se levantaba rapidamente para acercarse a la puerta del establecimiento. Al mismo tiempo, yo también giré mi cabeza para ver qué le habia llamado tanto la atención. Tuve suerte de que Clío tuviese el mismo trayecto que yo, ya que era la primera vez que quedaba con ella fuera de aquel círculo en el que nos conocimos. Llegado el momento de partír, se unió a nosotros uno de aquellos chavales que a última hora entró en el bar. He de reconocer que mis ojos se posaron en él desde el mismo instante en que pude verlo, y hasta me costó disimular, por eso es que al acabar, me ceñi esa boina que tanto me gusta y que me da un aire tan bohemio y salí apresuradamente del local para intentar controlar mis nrvios y que no se me notase. 

    Por el camino, estuvimos hablando de mil y una estupideces y que sinceramente no puedo recordar; No use verdadero empeño en recordarlas, estuve más atento a sumirada, sus gestos, cualquier indicativo que me dijera que él, al igual que yo, había puesto toda mi atención en él. llegado la hora de despedirme, no recuerdo muy bien lo que dije, pero tuve suerte, decidió acompañarnos un poco más y dejamos a Clío en su casa y nos despedimos de ella. 

          -Ahora tienes que guiarme, no sé dónde queda el centro comercial
          - Tranqui, solo sígueme (dije mientras intentaba que los nervios no quebrasen mi voz)

    De camino y para que el silencio no se hiciera demasiado cómodo, hice algún que otro comentario a esos ojazos que tenía o a lo bien que viste un traje. Él haciendo un intento muy sutil de corresponder a mis comentarios (Que mas que eso, parecían auténticas embestidas con ariete) dijo que de los dos, sin duda, a quien mejor le quedaría era a mi. Llegamos a nuestro destino y decidí acompañrlo un poco más esperando a que su gallardía contrarestara mi timidez y diera el primer paso, extendíó su mano hacia mi con un ''buenas noches'', pero de repente y sin que a mi cerebro le diese tiempo a pensar, cogí su mano, y lo acerqué a mi, dejando que sus labios dibujaran a los míos sin pensar, sin decidir si mal o bien... intentando almacenar cada instante de aquel momento en mi memoria por si al día sigueinte no lo volviera a ver. 

-Encantado, soy Elagábalo, pero puedes llamarme Ela. 

Y al minuto siguiente de dejarlo atrás, recibí en mi teléfono un mensaje al que sólo pude contestar con un ''He encontrado a mi Hierocles''